¿Que no quieres ver la foto? ¿Que se trata de un niño muerto en una playa y no quieres ver esto en tu vida? Eres un ignorante. Un ignorante de la vida porque la vida es eso, no es solo lo que quieres ver.

¿Qué es lo que no quieres ver? ¿Tu propio miedo? No, no le distorsionen la cara, su carita de ángel, que todos vean su sueño, sus manos, su dulzura dormida y su ternura naufragada en esa playa. No podré volver a ver la arena de una playa sin recordar a Aylan y sin darle las gracias.

Mira, mira la foto, mira a Aylan sin vida y envíale toda la luz que pueda tu alma. Porque jamás le darás tanta como ha dado él a nuestras vidas, jamás iluminaremos ni cambiaremos las cosas en este planeta como ha hecho él y su familia. Mírale, porque le debemos mucho y no mirarle es despreciar su sacrificio.

¿Que te parece indigno, cruel, triste? Tú, tú que ves los telediarios repletos de malas noticias. De imágenes desoladoras, de guerras y llantos. ¿tú ahora no quieres mirar a los ojos a ese niño? ¿A ese niño que ha dado su vida junto a su hermano Galip y su madre Rehan por que tú y otros sepan de la existencia miserable de otros millones que no viven en tu mundo perfecto?

150903135538_kurdi_aylan_galip_640x360_bbc_nocredit 150904082629_crisis_migratorio_nino_kurdo_ahogado_turquia_aylan_kurdi_549x549_reuters aylan-kurdi-praia-morto-7-jpg-original

No, ya sé que tu mundo no es perfecto, que hay niños como Aylan que mueren en tu país, en tu ciudad. ¿Pero a cuántos has arropado en tus brazos, a cuántos has acogido en tu casa? No, no tienes palabras ni nada que decir hasta que no lo hayas hecho, hasta que no actuemos en vez de tanto hablar.

Hablamos, mucho, y es gratuito hablar y decir. Todos tenemos opinión, pero no actuamos o nos convencemos que actuamos diciendo cuatro palabras vanas.

La foto de Aylan ha cambiado las cosas, he ahí el poder de una fotografía. Si no quieres verla no la veas, pero ese niño ha dado su vida por ella. Si ahora, donde esté le dijeran si ha merecido la pena perder la vida de esa forma te diría que sí, en su pequeña madurez humana que va más allá de nuestras comodidades y nuestras justificaciones.

La foto de Aylan ha cambiado el curso de una guerra, de una cruel guerra como siempre creada por intereses que todos conocemos pero que no denunciamos. Y no lo hacemos porque mientras tengamos luz y agua en casa, mientras tengamos casa, nada nos importa.

Aylan ha muerto apenas a dos días en auto de mi casa, menos en avión, de mi propia casa. Aylan podría ser mi hija, tienen la misma edad, o la tenían. Yo mismo podría mañana tener que dejar mi hermosa casa, mis comodidades, porque vengan los horrores de una guerra a hacerme huir por salvar la vida y a lo que más amo en esta vida.

Como fotógrafo sé del poder de una fotografía y no puedo más que no poder dejar de mirar esas fotografías y agradecer con toda mi alma a quien las hizo, Nilüfer Demir, a quien las publicó y sobre todo a Aylan y su familia. Porque sacrificaron su vida por llegar a la mía, directamente a mi corazón y al de millones más.

No, muchos de los que la ciencia llama seres humanos tienen poco de humanos. Y no los llamaré animales porque los animales tienen más corazón que la mayoría de los seres humanos. En esta guerra he visto países blindar sus fronteras para que no les «molesten» los que tienen problemas. Pronto puede que ellos serán los que pidan ayuda porque así funciona el universo.

Han sido justamente los países musulmanes y los más religiosos los que han negado el paso a los refugiados sirios, como lo han hecho en otras guerras. Han sido países como ellos los que han negado incluso el que se puedan adoptar niños provenientes de ese conflicto.

Hermanos negando la mano a otros hermanos. Pero no, sé que no han sido los pueblos, sino de nuevo los que supuestamente representan a esos pueblos. ¿Te representan ellos? A mí no.

Estoy harto de esta farsa, de esta mentira sostenida de que unos pocos representan a unos muchos. No, no lo hacen, una y otra vez sus mentiras les despojan de cualquier atisbo de humanidad. Es hora de que los que actuemos seamos nosotros, el pueblo, el que realmente actúa y fuerza las cosas.

Actúa, hoy no te toca, pero quizás mañana sí. Está tan cerca la desgracia de tu casa, tan cerca que nos creemos ciegos y sordos. No, eso siempre les pasa a otros, nosotros lo vemos por la televisión. Qué ingenuo es el ser humano, qué poco empático con su propia especie y con su habitat. Así no llegamos muy lejos, así no.

No podemos ser felices mientras otros sufren, no algunos no, yo no. Puedo crearme un mundo de fantasía y no voy a perder la sonrisa, pero no puedo ser ajeno a una realidad que tengo tan cerca, a un dolor que siento cerca de mi mano.

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=jZ-ooAygosg[/youtube]

Yo he tenido en mi propia casa a refugiados de guerra, he escuchado de sus propios labios sus historias de tristeza. Y no lo digo para agrandar mi ego, sino para saber que mis palabras no son vanas, que sé lo que es sufrir y sé lo que es no tener nada que perder. Mis padres me educaron así, me lo mostraron con el ejemplo, no con mera palabrería. Así soy, y así serán tus hijos cuando te vean actuar de una u otra forma.

Así será el futuro que les daremos a quienes supuestamente amamos. Pero no amamos inteligentemente sino egoístamente. Qué planeta dejaremos para ellos, ¿las migajas del nuestro? ¿No es mejor plantar hoy los árboles que les den sombra, hogar y calor en el futuro? ¿No es mejor plantar hoy la semilla del ejemplo que les haga mejores personas que incluso nosotros?

Solo así cambiaremos el mundo, actuando, andando, caminando. Todo lo demás son palabras que se quedan en el vacío más absoluto. Aylan nos dio un ejemplo, como toda su familia. Un ejemplo de sacrificio, de lucha, de supervivencia. ¿Quieres vivir o sobrevivir? Porque se puede sobrevivir con dos autos, una casa en la playa y la nevera llena de comida, pero se puede estar muriendo a la vez, muriendo en espíritu.

Esta noche, esta noche que está cayendo ahora mismo sorprenderá a miles en el mar, cruzando un mar rumbo a poder seguir teniendo un mañana. Sorprenderá a millones en la carretera, pero sin auto, a pie, con lo puesto y con un bebé de meses en los brazos. Sorprenderá a millones en campos de refugiados haciendo cola para llenar una mugre botella de agua.

La noche sorprenderá a una mayoría que no tendrá un techo para cobijarse. Tú sí, tú tienes la posibilidad de hacer más, ahora, quizás mañana no. Que no te sorprenda la noche en tu alma, que no se oscurezca tu espíritu ni lo que te hace humano. Que se llene de luz y de luz a los que tengan la suerte de cruzarse en tu camino.

Querido Aylan y toda tu familia, gracias. Gracias por el inmenso regalo de tu sacrificio, de tu muerte que dará vida, de tu luz que se apaga pero que ilumina más que nunca. Gracias.