De viaje

Estaré desconectado del mundo una semana, ni siquiera tendré acceso a teléfono ni internet. Me voy lejos, muy lejos, pero no sólo físicamente, sino a un lejos que trasciende lo material. Tomaré cinco aviones,  y el último será de papel. La excusa es una maravillosa boda en las islas Seychelles (pronto conocerán todos los detalles y imágenes de eso), pero será algo más, un viaje en solitario a lo más profundo de mi yo. Es difícil explicarme, es complejo hablar de uno mismo cuando ni siquiera uno se comprende del todo. Trataré de explicarme, acerca de mí y de este viaje a la isla de Perdidos, ¿para qué? para perderme y encontrarme. Seré un Jacob, o quizás un Némesis, un Ulises, un Teseo o un ave Fénix que renazca, quien sabe.

Debo reconocer que me ha emocionado el que tanta gente compartiese conmigo que le gustaron las pequeñas palabras que escribí en el último post. Me ha pedido mucha gente que haga más eso, que lo fusione con las imágenes. Eso haré y os agradezco desde lo más profundo de mi corazón que haya sido así. Ahora podré ser más yo, sabiendo que obro correctamente, rompiendo las normas de que no debo juntar lo profesional y lo personal. Hace ya tiempo que supe que ese era el error, que hacer esa escisión era lo que producía que no funcionasen las cosas. Sólo sale adelante lo que se realiza desde el corazón y yo no puedo reprimir que así sucede tanto con las imágenes como con mis palabras, pues antes que fotógrafo fue la palabra el arma que esgrimía para sacar lo que llevo dentro, para vencer la soledad y sacar lo mejor de mí. Debemos saber que siempre, siempre guardamos lo mejor de nosotros mismos dentro, porque dentro escondemos lo más valioso. Y no debemos tener miedo, no es tan frágil, no es tan delicado, es en realidad lo más poderosos de nuestro ser, lo más grande… nuestra alma, nuestra esencia.

Muchos me dijeron que no hablase tanto, gente que me quería y otros que sólo estaban interesados en ver cómo fotografiaba y a los que sobraban mis textos impregnados de sentimiento real. Ahora sé que este es el camino, que hago las cosas bien y que no sólo no afectará a mi trabajo, a lo que me da de comer, sino que lo potenciará, lo fortalecerá y lo enriquecerá. Quien lea mis palabras y piense que estoy loco, que soy un débil de carácter o un soñador debería reflexionar una cosa que aprendí hace tiempo; a uno disgusta de los demás lo que sabe dentro de sí y debe cambiar, que cuando alguien hace algo que nos hace sentir incómodos, -cuando decimos: «este tipo me cae mal»-,  muchas veces debemos analizar si actuamos nosotros así algunas veces. Eso me ha ayudado a mejorarme, a ser más paciente, a aceptar a los demás. Descubrí que ver mis defectos en los demás era una buena herramienta, para conocerme, para medirme. De este modo, si la gente que atraigo a mí, mis futuros clientes me conocen mejor, mi trabajo será mejor también, en calidad técnica, artística y humana. Ya mágicamente las parejas que me contratan son especiales en su mayoría, pero a partir de ahora… será más aún.

No me avergüenza en absoluto hablar de temas que muchos piensan tabú o de los que no hablan porque se sienten incómodos. Precisamente hablándolos uno se aclara, uno conoce la verdad y aprende que el miedo a plantearte las cosas no es más que sentir el frío de la duda cuando en realidad conocemos las respuestas. También he aprendido que hablar de lo esencial ayuda a mucha gente, porque no se sienten locos, porque no se sienten perdiendo el tiempo hablando sobre el tiempo. El mundo está cambiando. Y lo hace porque yo mismo he decidido que mi mundo cambie. Si cambio primero mi alrededor, lo que el mundo es desde mi perspectiva, lo que alcanzo a modificar con mis manos… todo cambiará. Es tiempo de cambio, está sucediendo… sencillamente porque no quiero vivir en un mundo que siga así. Eso hemos decidido muchos, y por ello es realidad. Creamos la realidad, cambiamos la realidad, somos la realidad. Se acercan tiempos extraños, para muchos desconcertantes, pero precisamente por eso hay que hablar claro, hay que no tener miedo, hay que abrirse. Debemos iniciar el lenguaje de un nuevo mundo, el idioma de una nueva realidad, la de la esencia, la de la verdad, la del amor.

Los cambios que están aconteciendo son buenos y han sido reclamados desde hace mucho. El vértigo ocasiona incomprensión, pero hablar de forma franca serena esos miedos. Por eso actúo así. Quizás muchos no lo entiendan, pero dentro de poco sí lo harán, pues pasarán cosas maravillosas. Algunos no las comprenderán, los que temen, los que el miedo les aprisiona el alma, les ciega los ojos verdaderos, los del corazón. Es el momento de unirse, no de distanciarse. Es el momento de la verdad, no de las justificaciones ni de las mentiras, de los velos y las medias verdades. Es el momento de ser nosotros mismos, sin miedo alguno a lo que piensen los demás. Es el momento en que los que parecían locos tienen la razón y los que razonaban demasiado enloquecen. Si has leído hasta aquí es porque sabes de esta verdad en tu corazón o porque tienes la curiosidad de ver cuánta locura más soy capaz de decir. Cada párrafo que desciendes con eso en mente más justificas tu verdad aseverando que perdí el juicio, pero más difícil será reconocer que tú mismo anhelas derribar todos los muros que te impiden gritar que sólo deseas paz, la paz más inmensa, la de conocerte.

Hace años un texto como este podría saturar a la gente, incluso hacerles explotar la cabeza. Ahora estamos preparados, ahora el mundo ha cambiado. Los que me conocen saben que en realidad estoy siendo «light» y que todo lo que hay detrás, la verdad es maravillosa y tremendamente explosiva.

Hace tiempo que supe que la vida es mágica y mucho más interesante de lo que la mayoría presupone. Sé que no existen las casualidades, sino las causalidades, y que nosotros, a un nivel consciente o inconsciente manejamos el timón de nuestra existencia. A veces sentimos demasiada responsabilidad, porque olvidamos quienes somos, y relegamos ese papel al destino, al azar o a un ser todopoderoso externo. Ese dios somos nosotros mismos, porque ese dios lo es todo. Para mí, después de una búsqueda que duró eones la verdad la hallé dentro de mí, porque es ahí donde como digo guardamos lo que más valoramos, lo que más tememos perder… nosotros mismos en esencia. Dios es el amor, el amor como el magnetismo que nos une a todo, que nos fusiona a la vida, a lo que tenemos cerca, a lo que somos. Uno tiene algo cerca un tiempo y comienza a amarlo, a uno le regalan algo y aunque no tenga valor con el tiempo esa cosa es nuestra y por lo tanto la amamos o amamos la emoción que nos provoca. Amamos por escuchar una canción que nos evoca algo, alguien… Amamos un perfume que nos traslada una presencia, amamos una piedra porque nos la regaló alguien que nos importa. En realidad sólo buscamos excusas para amar, una y otra vez, porque todo es amor, porque somos amor puro en esencia. Y si amamos roca, perfume y melodía, si amamos casa, país y persona, si amamos cuerpo, planeta y vida, ¿por qué no nos aceptamos como amor que anda descarriado, confundido en un mundo material que sólo es espejo de nuestra propia búsqueda?

Viajamos, por el espacio y el tiempo, buscando, buscándonos a nosotros mismos. Y cuando creemos que hemos hallado una respuesta descubrimos que amamos seguir la verdad, una verdad infinita, ya que nosotros mismos somos infinitos. Es complicado de explicar, pero sencillo de sentir. Cierra los ojos, detén los oídos, escúchate. A algunas personas este texto les parecerá gracioso, a otras real. Escribo para estas últimas pero con la esperanza de que las primeras rompan el caparazón ya que no tienen mucho tiempo. Estamos aquí para disfrutar, porque la vida es una aventura, un viaje alucinante lleno de misterio. Estamos para desvelar los misterios, para vivir y no para sobrevivir. Se me llenan los ojos de lágrimas de ver tanta gente sobreviviendo, comprobando cómo les pasa la vida fugas, sin darse cuenta, sin sentirla, como autómatas. Si algo puedo hacer para cambiar las cosas, una palabra, un gesto, una mirada… aquí estoy. Si soy útil habré cumplido el propósito secundario de esta vida; el primero es ser realmente yo mismo.

Me voy de viaje, estoy de viaje, viajamos. Pero no todos los que hay en este avión están lúcidos, ni tienen los ojos abiertos. Muchos duermen o están drogados. Adormecidos con tanta droga en vena, una televisión que estupidiza, unos medios de prensa que engañan, una comunidad que deambula como zombies. Es hora de despertar, de salir de la Matrix, de alejarnos del Nexus, quebrar el sueño de la razón. El corazón no tiene fronteras, el corazón no razona, no piensa… sólo siente. Sintamos pues, y sólo así seamos nosotros mismos. Cerremos los ojos, miremos con el corazón. El principito que cada uno de nosotros llevamos dentro se despereza, dispuesto a atarse a la primera estrella fugaz, a seguir la primera bandada de pájaros. Démosle libertad al soñador que somos, porque los sueños son a veces más reales que la realidad y esta realidad es más una ensoñación, como muchos comienzan a descubrir.

Cuando regrese de ese viaje este compromiso de abrirme más aún será firme. Sin miedos, sin vergüenza al qué dirán. Aquí está dicho, para todos, como un diario de a bordo leído en público, como un deseo dicho en voz alta. Sólo así se cumplen los sueños, cuando nos comprometemos a que sean reales, cuando SABEMOS que son reales, cuando hemos decidido que son LA REALIDAD. Buen viaje a todos y abróchense los cinturones, que el vuelo tendrá turbulencias. Sean todo lo felices que su libertad les permita.

  • Boda de Estefanía & Cristian

    Málaga, España

  • Boda de Vania & Erick

    Cancún, México

  • Boda de Laura & José

    Denis Island, Seychelles

  • Boda de María José & Antonio

    Almería, España

  • Preboda de José & Annina

    Granada, España

  • Boda de Ana & Juanjo

    Granada, España

  • Boda de Paloma & Leo

    Málaga , España

  • Boda de Tamara & Javi

    Granada, España

  • Preboda de Marian & Jesús

    Granada, España

  • Boda de Annina & José

    Ronda, España

  • Boda de Lucía & Pablo

    Montevideo, Uruguay

  • Boda de Annette & Gerard

    Barcelona, España